Que tan difícil puede ser no acariciarte?
Cuan cruel pudo ser un beso en otra boca?
Quien sabe donde escondiste las partes que te llevaste?
En que rincón de tu alma quedara guardado este adiós?
Y es que ahora no hay a quien reclamarle. Y es que hoy vivo extrañando un colchón.
Siento como el calor de tu aroma, se va caminando pidiendo perdón.
Nunca pensé que fuera fácil. Solo rogaba que no me lo hagas más difícil.
Darse cuenta cuesta poco, perdonar no es mi pecado. Condenarte es demasiado.
Tal vez me di cuenta, entre almohadones de pétalos rotos, entre llantos con lagrimas de oro, que tu mirada no es solo mía, que tu sonrisa alegra otras vidas, que este presente se puede quebrar.
Quizás estas palabras desordenadas, ayuden a ordenarme el corazón. Quizás entre suspiros de porcelanas aprendamos que el viento nos ganó.
Extrañando tu extraña manera de vivir.
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