jueves, 24 de septiembre de 2009
Actuar en contra del destino es difícil. Y mas si ese destino es creado por alguien con fines distintos al de uno. O peor aun, si en ese destino se encuentra una persona que también tiene su destino y en el que nosotros finalmente no existimos. Mi destino es encontrarte, tu destino es no hacerlo. Y ahí empiezan las dificultades. Yo haré todo lo posible para verte cruzando esa calle. Tú cambiarás de dirección cuantas veces sea necesario para que yo quede silbando bajito pensando en que el destino jugará a mi favor cuando tú necesites ir al almacén a comprar leche o galletas o cualquier cosa que ya compraste al dar la vuelta a la manzana en vez de cruzar la calle para no encontrarme silbando bajito con mi destino.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario